"Creo que el maestro perfecto es el que siente pasión por su trabajo y ama a sus alumnos como personas únicas"
Tras las noticias, el rostro de África Baeta nos señala la ilusión de una niña; muy probablemente fue una niña feliz, y todavía asoma, aunque sea contándonos noticias tantas veces tremendistas.
África Baeta, enseña y ejerce de profesional en la información periodística.
1- ¿Cómo te hubiese gustado que hubieran sido tus maestros?
Con los años cambia mucho la visión de las cosas, ahora que doy clases en la universidad y que tengo hijos, creo que los maestros son esenciales, pueden marcar de por vida, pueden ayudarte a amar una asignatura o a odiarla, pueden potenciar tu autoestima o hundírtela. Creo que el maestro perfecto es el que siente pasión por su trabajo y ama a sus alumnos como personas únicas. Lamentablemente algunos profesores no son conscientes de la importancia que tienen a la hora de modelar la personalidad de los pequeños.
2- ¿ Tenías alguno preferido? ¿Y por qué?
Tuve grandes profesores en la universidad. Muy duros pero que me dieron lecciones vitales que jamás olvidaré.
3- ¿ Eras más libre de niña o ahora que eres menos indefensa?
Me siento más libre ahora, que he sido capaz de construirme mi propia burbuja. No creo que ahora esté más indefensa, al revés, con los años he aprendido a seleccionar, a ser tolerante, a no juzgar y a discernir entre lo que merece realmente la pena y lo que no. Cuando te desvinculas de los cánones impuestos, de la dictadura de la mente... eres libre! y eso sólo se consigue día a día y con los años.
4- Si tuvieses que dedicarte a la enseñanza, ¿Cómo lo harías? Es decir, ¿Cómo actuarías con los niños?
Me dedico a la enseñanza en la universidad. Me apasiona. Cada alumno es un mundo y disfruto observándoles, escuchándoles y dejándome impregnar por su frescura y ganas de cumplir sus sueños.
5- ¿Qué fue lo más difícil para ti en la escuela?
Creo que fui una niña bastante introvertida e insegura, con los años cambié pero recuerdo que en la escuela los profes eran especialmente duros, algunos desmotivaban mucho y no te daban la mano para afrontar tus miedos.
6- ¿Cómo conseguiste que no se secara el ramillete de ilusiones?
Soy muy persistente y perfeccionista. Siempre he tenido claros mis objetivos y he luchado por ellos hasta convertirlos en realidad. La ilusión no se debe perder nunca y cada decepción, cada piedra en el camino debe ayudar a saltar un poquito más alto...mejor eso, que dedicarnos a lamernos las heridas eternamente. Creo que el pasado te da identidad pero no existe, tampoco existe el futuro, así que mejor memorizar las lecciones y disfrutar de cada instante como si fuera único.
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