Tomar la identidad de otros como propia viene de la depresión, con un miedo atroz a fallar. Esa depresión en muchas ocasiones viene porque esa criatura ha sido sometida por padre, madre, tío, tía, abuelo, abuela, algún vecino de más también, en el que se le reprime su manera de ser, y el niño se queda sorprendido y parado...¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho mal?...
Se le niega su instinto. Si negamos el instinto a alguien, le hemos negado sus vísceras, le hemos negado la identidad. Entonces intenta coger otra identidad a ver si ésa la aprueban, a ver si le quieren porque necesita que le quieran, que le reconozcan, y que le aplaudan algunas de las cosas.
Por tanto, esa persona acabará siendo nadie, acabará siendo un elemento peligroso, rabioso, con ganas de estallar, de hacer que los demás padezcan más que ella misma. Ya que esa persona, no sabe por qué no ha podido vivir su vida.
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