viernes, 27 de septiembre de 2013

FALSOS AFECTOS


Con las manifestaciones de excesiva efusión cariñosa, pasamos las angustias a los niños, cuando abrazamos realmente como si fueran nuestra salvación, no como un abrazo que a ellos les produzca calor y les pueda reconfortar.

Cuando besamos, cuando decimos ¡Ay mi niño que bonito- qué bonito-qué bonito- qué bonitoooo! Cuando somos excesivos, estamos diciéndole al niño, ¡Sálvame-sálvame-sálvame!, ¡Mírame-mírame-mírame!, ¡No me abandones-no me abandones! 

Estos afectos tienen carácter retroactivo, porque son a condición de que luego "me los devuelvas" porque, "después de tooooodo lo que he hecho por tí..."



Los niños de manera natural, saben dar afecto a quién lo necesita sin hacer aspavientos. 





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